Dos versiones (y una más) sobre ciegos
Washington Benavides, Hokusai (1975/2013)
El primer ciego
(del rosario de ciegos)
ya cayó en la zanja y allí está
con la inútil mandola
escarabajo
dado vuelta
el segundo ciego ha tropezado
y se viene abajo encima del caído
el tercero
tirado del bastón por el segundo
agarra su sombrero afloja las rodillas
el cuarto
la mano sobre el hombro del tercero
siente (tal vez) el sobresalto pero
avanzan sus piernas de medias coloradas
el quinto
gorro verde capa oscura
posado sobre el hombro del cuarto
nada siente
a él no llega la corriente eléctrica
del contratiempo
camina hacia la zanja
lleva de tiro al sexto prendido del bastón
a unas cuadras de allí se afila la torre
de una iglesia de villorio y más cercanas
las pirámides de techos campesinos
algunos árboles desfoliados la tierra
pelada
(ocres y sienas) completan la parábola
a la que no es ajena la opresión española
la llamada "furia" en el hervor de la
Contrarreforma desatada en los Países Bajos
(por el 1568 Pedro Bruegel dio su testimonio)
A mediados del siglo XIX
dibujó Hokusai
sus ciegos cruzando un río
(siguen cruzando
ríos en el tiempo)
son once
unidos por las manos
por pañolones
prendidos de las ropas
abrazados
avanzan en V como un vuelo de ánsares
van conversando mientras marchan
varios sonríen
se desprende una buena confianza
de esa tropa sin luz
una atmósfera cordial
un neuma de trasmundo
(unas oscuras hojas miran vadear los ciegos)
Si yo lo hiciera
si diera mi versión
dibujaría una inmensa noche desolada
con el hocico de un topo asomando
entre los arenales
ha salido a probar
lo que en sueños sabía:
el desierto mundo.
Pieter Brueghel el Viejo. La parábola de los ciegos
Katsushika Hokusai, Viajeros cruzando el Río Oi
Washington Benavides, Hokusai (1975/2013)
El primer ciego
(del rosario de ciegos)
ya cayó en la zanja y allí está
con la inútil mandola
escarabajo
dado vuelta
el segundo ciego ha tropezado
y se viene abajo encima del caído
el tercero
tirado del bastón por el segundo
agarra su sombrero afloja las rodillas
el cuarto
la mano sobre el hombro del tercero
siente (tal vez) el sobresalto pero
avanzan sus piernas de medias coloradas
el quinto
gorro verde capa oscura
posado sobre el hombro del cuarto
nada siente
a él no llega la corriente eléctrica
del contratiempo
camina hacia la zanja
lleva de tiro al sexto prendido del bastón
a unas cuadras de allí se afila la torre
de una iglesia de villorio y más cercanas
las pirámides de techos campesinos
algunos árboles desfoliados la tierra
pelada
(ocres y sienas) completan la parábola
a la que no es ajena la opresión española
la llamada "furia" en el hervor de la
Contrarreforma desatada en los Países Bajos
(por el 1568 Pedro Bruegel dio su testimonio)
A mediados del siglo XIX
dibujó Hokusai
sus ciegos cruzando un río
(siguen cruzando
ríos en el tiempo)
son once
unidos por las manos
por pañolones
prendidos de las ropas
abrazados
avanzan en V como un vuelo de ánsares
van conversando mientras marchan
varios sonríen
se desprende una buena confianza
de esa tropa sin luz
una atmósfera cordial
un neuma de trasmundo
(unas oscuras hojas miran vadear los ciegos)
Si yo lo hiciera
si diera mi versión
dibujaría una inmensa noche desolada
con el hocico de un topo asomando
entre los arenales
ha salido a probar
lo que en sueños sabía:
el desierto mundo.
Pieter Brueghel el Viejo. La parábola de los ciegos
Katsushika Hokusai, Viajeros cruzando el Río Oi
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